José Rodriguez
April 9, 2015
Estudio semana de crecimiento 15
“Que glorioso es ver que nuestro Señor Jesucristo no entró en la presencia de Dios, después de morir por nosotros, para ofrecer la sangre de animales; sino para ofrecer su propia sangre. Entró una vez y para siempre; y, de ese modo, de una vez por todas, nos libró del pecado” (Hebreos 9:12). Ahora, “Su sangre nos purifica para que estemos seguros de que hemos sido perdonados, y para que podamos servir a Dios, que vive para siempre” (Hebreos 9:14).
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