Conquistar es apoderarse de un lugar, territorio, ciudad; es obtener algo con esfuerzo; es tomar, ganar. Poseer es colocar algo dentro de ti después de haberlo conquistado. Muchos hemos conquistado, pero no hemos poseído. 

1 Corintios 2:16 nos dice: “Pues, «¿Quién puede conocer los pensamientos del Señor? ¿Quién sabe lo suficiente para enseñarle a él?» Pero nosotros entendemos estas cosas porque tenemos la mente de Cristo.” ¡Nosotros tenemos la mente de Cristo! ¿Dónde? En la Palabra de Dios, la Biblia. Poseamos la Palabra de Dios porque ella nos dice que no debemos vivir como los que no conocen a Dios porque ellos están irremediablemente confundidos, viven una vida que no le agrada a Dios y, cuando se les corrige, se ofenden y se van; más bien, la Palabra de Dios nos insta a deshacernos de nuestra vieja naturaleza pecaminosa y de nuestra antigua manera de vivir, que permitamos que el Espíritu Santo nos renueve los pensamientos y las actitudes, y que nos pongamos la nueva naturaleza creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo (Ef. 4:17-24) ¡Participamos de la gloria de Dios! ((Ro. 5:2) 

¡Que vacía es la vida de la persona que no posee a Cristo! Sabe normas, tradiciones y cultura, pero no posee la gloria de Dios (no la pone dentro de su mente y corazón); su vida no tiene sentido ni dominio propio, una persona así, aunque tenga mucho dinero, es muy pobre; son como niños que aun no pueden recibir la herencia, sino que viven como esclavos (Gá. 4:1-3). Pero nosotros no somos esclavos sino hijos de Dios, y como somos hijos, Dios nos ha hecho sus herederos (Gá. 4:4-7). 

¡No sólo conquistemos (leamos) la Palabra de Dios, poseámosla (pongámosla dentro de nuestra mente y corazón)! 

¡En 16 días campamento para jovencitos de 10 a 13 años!